Aprender a tocar un instrumento musical como por ejemplo la guitarra, el piano o en este caso la voz, conlleva dedicación, constancia y tiempo. Vender cualquier otra cosa es engañar a a quien tiene la ilusión de iniciarse, seguir sumando conocimientos, y/o desprestigiar la dedicación, años de trabajo y esfuerzo, que invertimos los músicos en nuestra formación para poder dominar, desde una perspectiva exigente, nuestro instrumento.

 

El trabajo bien hecho siempre conlleva resultados positivos desde el principio. Todo paso correcto conlleva siempre un avance. Aprender a tocar un instrumento musical, es comparable con subir una escalera, no existen los trampolines o métodos milagro, que nos asciendan 30 peldaños de golpe, sino una metodología efectiva que nos ayuda a subir, con pasos firmes y seguros, cada escalón.

 

Otro aspecto muy importante en instrumentos musicales como el canto, es evitar las famosas clases grupales en las que, si por ejemplo hay 10 personas, en una hora de clase acabarán dedicando a cada alumno o alumna 5 minutos. En la formación de la técnica vocal también se ha de evitar que todos los alumnos canten a la vez, ya que no escucharían sus fallos y se taparían los defectos los unos a los otros. Estudiar coral o participar en un coro es otra cosa e implica una metodología completamente diferente.

 

Un indicador claro de que la clase ha sido productiva es que el alumno/a salga con una sensación de mejor colocación de la voz (voz más clara y potente), y con una mejor precisión respecto a la afinación. De una clase de canto jamás se sale con la voz tocada ni ronca, esto sería consecuencia de una mala didáctica del profesor/a y, por lo tanto, que ha hecho un mal uso de tu instrumento. No se debe confundir la voz tocada o ronca con algo cansada, ya que, si no sales de clase con la impresión de tener la voz bien, pero cansada, significa que no has hecho ejercicios lo suficientemente exigentes y que no has trabajado lo mínimo.

 

Por último, una de las particularidades de la voz como instrumento musical, es que precisamente no se ve, por lo tanto cuanta más información reciba el alumno/a sobre el uso correcto del instrumento (señalar todos los fallos y aciertos de resonancia, cierres, aperturas y apoyos correctos musculares que se producen dentro de tu cuerpo), más fácil le resultará aprender a reconocer y controlar los fallos. Un profesor o profesora de canto es un guía, su función es precisamente dar toda la información posible al alumno para facilitar y potenciar el proceso de aprendizaje a todos los niveles, desde la primera clase.